Lo prometido es deuda. Os dije que me habían invitado a un lugar especial. Para mí lo es. Gracias a mi amigo Hassan pude ir a un entrenamiento de fútbol del equipo femenino de la ciudad de Salé. Acaban de subir a la primera división marroquí. El club se llama: Association Sportive Salé (ASS). Fue creado en 1928 y su estadio tiene una capacidad para 10.000 personas.
Esta es la página web: Club ASS. Desde 2011 cuenta con un equipo femenino. Su entrenadora es Hilal Malika. Una exfutbolista de alrededor 45 años. Me hizo mucha ilusión conocer a este equipo y a su entrenadora.

El entrenamiento estaba programado a las tres de la tarde, en pleno sol. Las jugadoras no son profesionales y entrenan cuando mejor les viene por su trabajo. Al llegar allí y ver ese estadio tan imponente se me olvidó por completo que estaba en África. Volví a la realidad cuando pasaba el tiempo y allí no llegaba nadie. Los países africanos tienen una relación muy ¨especial con la puntualidad¨. Algunas jugadoras aparecieron a las 15:45 y un poco más tarde la entrenadora. El entrenamiento comenzó a las 16:15. Aproveché ese tiempo para correr alrededor del campo.
Malika, me presentó al equipo y empezó el entrenamiento. Pude ver cómo es la forma de entrenar de un equipo de fútbol femenino marroquí. Fue una tarde muy productiva. Este equipo cuenta con tres jugadoras pertenecientes a la selección de Marruecos. Acaban de subir a la Primera División Marroquí. Tiene muy buena pinta.

Hassan, me estuvo contando que hace más o menos diez años, la gente al ver a las chicas jugar les llamaban cosas muy feas como: sucias, prostitutas… Ahora eso ha cambiado. No critican que las mujeres jueguen a fútbol sino el modo en el que juegan. Este cambio de actitud es una indicación de una mentalidad diferente respecto a las mujeres. Lo que antes se despreciaba, se ha ido poco a poco viendo como una cosa normal. Ya ha pasado mucho tiempo desde que se invocaba al Islam para prevenir que las chicas jugasen a fútbol. Ahora mismo solo quedan algunos países como Kuwait que lo siguen condenando.
A pesar de este gran cambio, todavía quedan patentes las desigualdades entre chicos y chicas. Los niños pueden jugar en la calle a cualquier hora del día. Las niñas necesitan estar supervisadas en todo momento por un adulto.

Además, carecen de programas deportivos para niñas y una buena infraestructura en la liga femenina. Lo veo como: ¨Ya hemos hecho bastante creando una liga para ellas¨. Pienso que es debido a una resistencia cultural que se niega a promover el deporte femenino y a una presión social que aparta a las jóvenes del deporte y las lleva hacia el matrimonio. En Marruecos, las niñas pueden jugar a fútbol con niños cuando son pequeñas pero al llegar a los 10 o 11 años, esto cambia. No se considera correcto que una chica continúe jugando a partir de esas edades.
Preguntando a las futbolistas del equipo de Salé por qué juegan al fútbol he obtenido la misma respuesta: ¨Me gusta mucho¨. No buscan triunfar en Europa como los chicos. Simplemente luchan por un trozo de campo donde poder jugar, teniéndose que enfrentar cada día a las normas sociales.

En el momento que se encuentra el fútbol femenino marroquí, pienso que lo más necesario es un cambio en cómo la sociedad percibe a las mujeres deportistas. Si alguna de ellas consiguiera triunfar, podría abrir las puertas a todas las demás. Aunque hay que reconocer que es muy difícil, si no se tienen los medios para ello.
#ReglaDPCP